domingo, 27 de enero de 2008

A bordo 'e carretera

¿Quiere comer bueno en carretera?
... ¡Pare donde vea muchos camiones!

Entre las cosas que me gusta hacer, está encontrar esos pequeños tesoros escondidos en los recovecos de la ciudad, están allí donde la historia los puso, construídos con identidad propia, con el alma de quienes los han habitado desde siempre, no son las modernas construcciones comerciales, ni los restaurantes de estilo importado, son los graneros y cantinas propios de nuestra tierra, que tienen inscrita toda nuestra historia y cultura, allí estamos nosotros mismos, pues quien somos sino la continuación de la existencia de nuestros ancestros que forjaron lo que hoy tratamos de ignorar.
El granero es uno de esos lugares en los que el borracho propio es un adorno, este que después del quinto trago, no se toma ninguno, todos los riega. Al granero lo decora no más que una gran estantería con rollos de papel higiénico , jabones y aceites, cuya altura parece inalcanzable y cuya instalación coincide con la fecha de fundación del barrio o pueblo, lo que testimona la publicidad a este adherida.
Ese lugar , el que visito, logra transportarme al lugar donde la verdad construye vidas, no donde la mentira quiere negarla, como en esos donde se hace culto al dinero, o peor al dios “extranja”.
Venga, construyamos, con modernidad, sin anquilosarnos en el pasado, solo pido no desconocerlo. Para no decirle al niño: “¡bien pueda, innove tírese por ese volado de 100 metros que es la modernidad a secas! total, es mas nuevo, debe ser verdad, total, despues de Einstein hay quienes se empeñan en decir que “todo el relativo”.

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